
Banderas azules y blancas, gallardetes con el escudo de nuestra Hermandad, altares con su estampa, arcos de flores de papel... todo fue poco para el regreso de nuestra Amantísima Titular a su Parroquia de la Inmaculada.
Si fructífera fue la mañana de convivencia, inolvidable fue el paso ya por la noche de la Bendita Imagen a los sones de las sevillanas del coro del Dulce Nombre.
¡VIVA POR SIEMPRE LA REINA DE NUESTRO BARRIO!